Los efectos que puede tener la diabetes sobre nuestro organismo pueden ser muy graves. Es importante mantener un control estricto de esta enfermedad. Solo así evitaremos sintomatologías derivadas que pueden afectar de manera irreversible a nuestra visión.
El problema de las personas diabéticas es que son incapaces de metabolizar la glucosa, que comunmente se conoce como azúcar. Esto se debe a que su páncreas deja de fabricar -o fabrica muy poca cantidad- de insulina, que es la hormona encargada de metabolizar la glucosa. La única opción que les queda es administrársela ellos mismos mediante inyecciones diarias y mantener un estricto control de la dieta y de los niveles de azúcar.
Detrás del desarrollo de la diabetes se esconden principalmente factores genéticos. Aunque también existen otros factores que pueden provocar su aparición: una mala alimentación, con un consumo excesivo de grasas saturadas y azúcares, llevar una vida sedentaria o ser una persona obesa son factores que predisponen a desarrollar esta enfermedad.
Un aumento en los niveles de azúcar puede acarrear problemas de muy diversa índole sobre todo el organismo. La glucosa no metabolizada daña los vasos sanguíneos, principalmente los más pequeños. Los riñones, el corazón o los ojos, que son estructuras muy vascularizadas, son los órganos que más se ven afectados.
Concretamente sobre la visión, se puede producir un descenso muy acusado de la agudeza visual que, de no ser tratada a tiempo, puede acabar en una ceguera irreversible. La retina, que es una estructura situada en la parte posterior de ojo dónde se reflejan las imágenes, padece mucho el exceso de azúcar en sangre. Finalmente, de mantenerse esta descompensación en los niveles de azúcar, se traducirá en el desarrollo de una enfermedad: la retinopatía diabética.
La aparición de la retinopatía diabética conlleva hinchazones, fugas de líquido, crecimiento anormal de los vasos sanguíneos, etc. La parte más afectada es la mácula, que es un punto muy concreto de la retina donde se enfocan las imágenes. Es el punto de visión central y por tanto el más importante. Un deterioro de la mácula supone un descenso acusado de la visión y, de no ser tratado a tiempo, puede acabar en una ceguera de carácter irreversible.
Además de la retinopatía diabética, existen otras afecciones que se pueden ver aceleradas por la presencia de la diabetes. Este sería el caso de las cataratas, que pese a no estar tan directamente relacionada como en el caso de la retinopatía, sí que es cierto que aquellas personas que la padecen son más propensas a desarrollarlas de manera más temprana.
Como decimos siempre lo más importante es realizarse los controles oftalmológicos pertinentes, mínimo una revisión anual. Es el mejor remedio para detectar y frenar el avance de este tipo de enfermedades que llegan a afectar de manera tan severa a nuestra visión.
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