Hay una máxima que dice que ‘es mejor prevenir que curar’. Y nosotros como centro oftalmológico de referencia en Barcelona no podemos estar más de acuerdo. Siempre, siempre es mucho mejor adelantarse a la aparición de cualquier enfermedad para poder tratarla con más eficacia y mayor efectividad.
Por eso siempre recomendamos realizarse, al menos, una revisión ocular al año para detectar cualquier patología y recibir el tratamiento adecuado lo antes posible.
Como acabamos de decir la idea es siempre adelantarse a la aparición de cualquier enfermedad. Esto nos permitirá aumentar notablemente el porcentaje de éxito en el tratamiento.
Hay un concepto que nos debe quedar muy claro: asintomático. ¿Qué significa? Significa que muchas patologías no producen ningún dolor. Simplemente aparecen y se van desarrollando sin que nosotros notemos nada. Hasta que llega un punto en el que notamos un descenso de la visión.
Existen varias, pero la más importante y más peligrosa es el glaucoma.
Como ya hemos explicado en el artículo de el glaucoma, es una enfermedad que se conoce como ‘la ceguera silenciosa’. Y esto es así por su carácter asintomático.
El glaucoma provoca un aumento de la presión intraocular que se transmite directamente hacia el nervio óptico. Recordamos que el nervio óptico es la estructura encargada de transmitir lo que vemos a nuestro cerebro -de hecho hay quien lo considera como una extensión del propio cerebro-. La cuestión es que este aumento de presión daña las fibras que conforman el nervio óptico, que son como los cables que transmiten la información. Por tanto, cada fibra que se rompe es una fibra que deja de transmitir. Esto se traduce en la aparición de una pequeña mancha negra el enfocar los objetos. Este es el momento en que nos damos cuenta de que algo esta pasando y acudimos al oftalmólogo en Barcelona. El problema es que estas fibras rotas ya no se pueden recuperar, por lo que la pérdida de visión que hayamos sufrido será de carácter irreversible.
Volvemos al mismo concepto sobre el que pivota este artículo: la prevención. Si nos realizamos controles de manera continuada podemos adelantarnos al glaucoma y a otras enfermedades y darles tratamiento antes de que generen daños irreversibles sobre nuestra vista.
Una visita rutinaria de control consta de varias pruebas y revisiones. La primera y principal es comprobar si nuestra visión es correcta. De esto se encarga el optometrista. Es aquel momento en el que debemos mirar unas letras para ver hasta que línea somos capaces de ver. Con esto lo que analizamos es nuestra agudeza visual. Si tenemos un registro de visitas anteriores y observamos un descenso ya supone una señal de alerta, de que algo está pasando. No tiene porque ser una enfermedad grave como el glaucoma o el desprendimiento de retina, pero si que nos está mostrando de que hay que seguir estudiando más a fondo nuestros ojos.
Tanto si el optometrista detecta alguna anomalía como si no, hay otra prueba que también se realiza de manera rutinaria porque nos aporta mucha información: la OCT. Estas siglas significan Tomografía de Coherencia Óptica -en inglés Optical Coherence Tomography- y, como decimos, nos aporta muchísima información porque es capaz de estudiar muchas estructuras importantes de nuestros ojos. Principalmente se realiza un escáner de la retina y de sus diferentes capas, incluyendo la mácula -que es nuestro punto de visión central- y el nervio óptico. De esta manera podemos hacer un diagnóstico precoz tanto de un posible glaucoma, como de la aparición de una DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), etc.
En Clínica Oftalmológica Castanera disponemos siempre de la tecnología más puntera y nuestra OCT es capaz, además de analizar la retina, de analizar otra estructura muy importante: la córnea. La córnea es la primera de las lentes de las que disponemos, la que se encuentra en contacto directo con el exterior. Gracias al escáner específico de este dispositivo podemos analizar el grosor exacto de la córnea así como si existe algún daño estructural que revele la presencia de alguna patología, como por ejemplo el queratocono, una posible queratitis, etc.
Si en alguno de estos controles anteriores se detecta alguna anomalía importante el paciente es derivado directamente al oftalmólogo especialista que realizará un análisis más a fondo del ojo mediante la lampara de hendidura. La lámpara de hendidura es uno de los instrumentos más utilizados en una consulta oftalmológica y nos permite estudiar a fondo tanto la córnea como el cristalino. Si el doctor o doctora detecta, o tiene sospechas de que puede haber alguna otra patología, puede pedir que se practiquen muchas otras pruebas que complementen el diagnóstico y permitan dilucidar cuál es el problema concreto.
Las pruebas diagnósticas anteriormente descritas serían las más básicas con las que podemos obtener mucha información sobre el estado de nuestros ojos. Pero si necesitamos complementar tenemos toda una batería de pruebas diagnósticas que nos permiten afinar muchísimo el diagnóstico.
Sería muy largo de definir cada una de ellas pero si que querríamos destacar alguna de las más importantes.
Nosotros recomendamos realizar los controles a partir de los 2 o 3 años de edad. Hay que tener en cuenta que ya en los primeros años de vida, y sobre todo en los que recaen sobre los primeros años de la etapa escolar, es muy importante mantener una buena calidad visual, para evitar, entre otras cosas situaciones de fracaso escolar. Así lo tratamos en este artículo.
Y por supuesto se debe acudir al oftalmólogo siempre que detectemos un cambio o una bajada en nuestra visión. Siempre es mejor venir y ver que se trata de una simple conjuntivitis que esperar y dejar que evolucione un desprendimiento de retina que es una patología mucho más grave.
Explora todas nuestras revisiones, controles y pruebas para cuidar tu salud visual.
Conoce más sobre Clínica Tacir y sus tratamientos para todo tipo de patologías oculares.
Aquí te contamos todo sobre cataratas, glaucoma, miopía, vista cansada, ojo seco, etc.