Si hay alguna patología relacionada con los ojos que es conocida y fácilmente reconocible es la conjuntivitis. Cuando vemos a una persona con los ojos muy rojos rápidamente lo relacionamos con esta afección. Pero, ¿es siempre así?
Por definición, la conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, que es la capa transparente que recubre la parte blanca del ojo. La inflamación hace que la conjuntiva se irrite y los ojos adapten ese color rojo característico. Normalmente, también va acompañada de un lagrimeo constante y sensación de molestia, como de arenilla dentro del ojo.
Ahora bien, no siempre que el ojo toma esa tonalidad rojiza quiere decir que tengamos conjuntivitis. Hay múltiples factores que pueden provocar un enrojecimiento del ojo: entrada de polvo o de un cuerpo extraño, pasar muchas horas frente a la pantalla, etc.
Depende. Existen cuatro tipos de conjuntivitis principalmente: la irritativa, la alérgica, la vírica y la bacteriana. Las conjuntivitis de tipo irritativo o alérgico no son contagiosas, pero la vírica y la bacteriana sí que lo son.
Veamos en qué consiste cada una de ellas.
Para la conjuntivitis de tipo irritativo y para la alérgica no existe un tratamiento específico más allá de la aplicación de lágrima artificial que nos ayuden a calmar los síntomas.
En el caso de las conjuntivitis altamente contagiosas (vírica y bacteriana), sí que se necesita aplicar un tratamiento y realizar unos cuidados más específicos. Una vez confirmada que se trata de uno de estos dos tipos, lo primero que se deben adoptar son una serie de medidas para evitar que contagiemos a más gente: no compartir toallas, almohadas o gafas; lavarse bien las manos y evitar frotarse los ojos. En segundo lugar, hay que iniciar el tratamiento adecuado pautado por el especialista. La conjuntivitis bacteriana se trata con la administración de colirios antibióticos. En cambio, estos colirios no tienen prácticamente ningún efecto en el caso de las conjuntivitis víricas. Éstas suelen tratarse con lágrima artificial que favorezca la limpieza del ojo y toallitas antisépticas para lavar la zona de los párpados y las pestañas. Normalmente, son infecciones que no suelen durar más de 5 días.
A pesar de que generalmente las conjuntivitis de tipo irritativa y alérgica se asocian más a los meses de verano, y la bacteriana y la vírica a épocas del año más frías, es imprescindible acudir siempre al oftalmólogo. Solamente mediante una exploración a fondo se puede averiguar el tipo de conjuntivitis que padecemos y aplicar el tratamiento más adecuado. Y sobretodo, ante cualquier duda acude siempre a tu centro oftalmológico.
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