Con la primavera llegan las buenas temperaturas, dejamos atrás el invierno, los días se alargan cada vez más, vamos directos hacia el verano y podemos disfrutar de más horas de sol. Y como tantos otros elementos, el sol afecta en nuestros ojos de diferentes maneras. Nuestro sistema visual es un complejo compendio de diferentes órganos y estructuras muy precisas, pero también muy sensibles. Por eso factores externos como el sol, el agua, el viento, etc. pueden alterar enormemente nuestras facultades visuales.
Por qué afecta el sol en los ojos?
Del mismo modo que podemos notar como el sol quema nuestra piel si no nos protegemos puede llegar a “quemar” nuestros ojos.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que nuestros ojos están compuestos por diferentes estructuras transparentes:
- La córnea: es la lente más externa, la primera estructura que nos tocan si nos ponen un dedo en el ojo vayamos.
- El cristalino: es la segunda lente de que disponemos, tiene forma de lenteja y tienen la capacidad de modificar su forma y tamaño para permitir enfocar las imágenes.
- El humor vítreo: es una especie de sustancia gelatinosa transparente que rellena nuestro globo ocular y lo dota de la consistencia adecuada. Está en contacto directo con la retina, que es la estructura donde se reflejan todas la imágenes
Todas estas estructuras son transparentes por una razón, y es que la luz pueda atravesarlas sin perder potencia y de tal manera que podamos ver nítidamente. Pero al mismo tiempo tiene una desventaja puesto que en poder penetrar hasta el fondo del ojo, la luz solar puede alterar y provocar lesiones no solo sobre las estructuras externas sino también sobre las más internas como la retina.
Qué enfermedades puede producir la luz del sol en los ojos?
Cómo acabamos de decir el hecho que la luz pueda penetrar hasta el interior de nuestros ojos puede provocar alteraciones en las diferentes estructuras que se encontrará por el camino.
QUERATITIS:
Se trata de una inflamación de la córnea. Un exceso de exposición de la luz solar sobre la córnea puede producir una inflamación de esta. Nuestros ojos empezaran a picarnos, notaremos ardor o escozor y la calidad visual empezará a descender ostensiblemente.
Si la exposición es muy prolongada pueden aparecer incluso úlceras corneales, mucho más dolorosas y complejas de tratar.
CONJUNTIVITIS:
La conjuntiva es otra estructura transparente que recubre nuestro ojo desde el borde de la córnea hasta llegar a la parte interna de nuestros párpados. Un exceso de radiación solar provocará este tipo de conjuntivitis caracterizada por la aparición de un enrojecimiento severo acompañado de un picor intenso, incluso una sensación de arena en los ojos.
PTERIGION:
Consiste en un crecimiento excesivo y anómalo de la conjuntiva por encima de nuestra córnea. A causa de la incidencia de los rayos solares las células de la conjuntiva empiezan a crecer de manera desmesurada para proteger nuestros ojos. Al hacerlo por encima de nuestra córnea puede llegar a posicionarse por sobre nuestro eje visual y por tanto afectar incluso nuestro campo de visión.
CATARATAS:
Las cataratas aparecen en el cristalino. El cristalino es un elemento importantísimo para mantener una visión correcta. Es como una pequeña lenteja rellena de un hielo transparente. este hielo, con el paso de los años se va opacificando, es decir, se va haciendo más denso, más llevar y va perdiendo transparencia. Esto hace que nuestra visión se vuelva borrosa, como si estuviéramos viendo a través de una cortina de agua, de aquí su nombre: cataratas.
Pues bien, los rayos solares aceleran este proceso de deterioro natural, con lo cual pueden provocar la aparición de unas cataratas prematuras, antes de los 55 o 60 años, que sería la media de edad en que suelen empezar a aparecer.
DEGENERACIÓN MACULAR:
Como ya hemos indicado, la luz es capaz de penetrar hasta la propia retina. Sobre la retina se sitúa una de las estructuras más minúsculas y a la vez más importantes de nuestro sistema visual: la mácula. Se trata de un pequeño punto sobre el que se reflejan todo aquello en que centramos nuestra mirada. Es decir, la mácula es nuestro punto de visión central, nuestro punto de mira por así decirlo, y sobre el resto de la retina se refleja el resto de nuestro campo visual, todas las imágenes periféricas.
¿Cómo proteger los ojos del sol?
Es evidente que el elemento en que todos pensemos para proteger nuestros ojos del sol son las gafas de sol. Pero, no es el único que nos puede ayudar a proteger nuestros ojos del sol. Un sombrero o una gorra en los días de más calor son el complemento perfecto para unas gafas. Lo primero que tenemos que tener en cuenta en la hora de seleccionar unas buenas gafas de sol es que estén certificadas para protegernos contra los rayos UV del sol. Una garantía que esto es así es comprar siempre las gafas en establecimientos acreditados y además cerciorarnos que llevan el distintivo de calidad CE de la comunidad europea.
Pero además de que sean de calidad también tenemos que elegir el filtro adecuado. Hay ojos que son más sensibles que otros y por tanto necesitaran unos filtros más potentes, es decir, que absorban mejor los rayos UV. También hay que tener en cuenta el tamaño. Aquí la recomendación general es que cuanto más grandes mejor, en el sentido que cuánto mayores sean mayor zona de protección proporcionarán. Es mejor que cubran todo el ojo, incluso por los laterales que que sean muy pequeñas y permitan mucha entrada de luz por la periferia. Esto último sobre todo es muy importante si estamos practicando deportes donde puedan penetrar elementos externos como, por ejemplo, la nieve practicando esquí o simplemente para evitar la entrada de arena de la playa.
Otra cosa a tener en cuenta es que el uso delas gafas de sol se recomienda que sea durante todo el año, no solo en los meses de verano, puesto que los rayos UV del sol afectan también en los meses más fríos, incluso en días con nubes y poco sol directo.
¿Qué hacer si empiezo a notar un descenso de mi calidad visual?
En Clínica Oftalmológica Castanera, como centro de referencia que estamos en Barcelona, siempre recomendamos que, ante cualquier síntoma de pérdida de nuestra calidad visual acudimos rápidamente al oftalmólogo para que pueda hacer un diagnóstico preciso y proporcionarnos el mejor tratamiento según la patología que podamos presentar.
Nuestros expertos oftalmólogos siempre recomiendan que, como mínimo, revisamos nuestra visión una vez en el año, en cualquier edad y aunque no notamos ninguna pérdida de visión. Muchas enfermedades y patologías oftalmológicas no presentan síntomas hasta que ya se encuentran en una situación en que el tratamiento se vuelve más complejo. Por eso nuestra recomendación es siempre la prevención.