Si en el artículo del mes pasado tratábamos de exponer todos los problemas en general que nos puede ocasionar la falta de protección frente a la luz del sol, este mes queremos centrarnos en uno de ellos en concreto: la fotoqueratitis.
Como bien dijimos los rayos del sol pueden afectar a diferentes estructuras el ojo, desde las más externas a las más internas. Se ha de tener en cuenta que para poder ver el mundo exterior de manera clara, es imprescindible que todas estas estructuras que va atravesando la luz del sol sean transparentes. Esto hace que la luz llegue a penetrar hasta la propia retina, situada en la cara más interna del ojo. Pero hoy nos centraremos en los efectos que los rayos UV del sol provocan sobre la primera las estructuras, situada en la parte más externa del ojo: la córnea.
¿Qué es la córnea?
La córnea es la estructura ocular que está expuesta constantemente a los agentes externos. Está en contacto directo con el aire, el agua (si nos sumergimos), es sensible al frío, al calor y por supuesto al sol. Por eso es tan importante tener especial cuidado con ella.
La córnea es la primera de las lentes de que dispone nuestro sistema visual para poder enfocar los objetos. Se trata de una lente fija y la de mayor potencia. La otra lente, en este caso móvil, es el cristalino. Fijémonos en la córnea. Anatómicamente está formada por tres capas:
- El epitelio corneal: Es la capa más externa. Se trata de una capa muy fina de apenas 50 micras de grosor que recubre la córnea a modo de piel. Su principal característica es que, en el caso de sufrir una ulceración, se regenera con bastante facilidad. Realiza dos funciones principales: la de protección de la córnea frente a elementos externos y la de nutrir a la capa situada debajo, el estroma.
- El estroma: Es la capa central y la de mayor grosor, entre 500 y 700 micras. Compuesta principalmente de colágeno es la que le da consistencia a la córnea y la dota de resistencia.
- El endotelio corneal: Se trata de la capa más interna. Es la de menor grosor, unas 20-30 micras, pero con una gran importancia. Está compuesta por una fila de células hexagonales que se encargan de deshidratar a la córnea. Un déficit en el número de estas células puede tener graves consecuencias visuales, provocando una bajada de visión importante al paciente.
Además de estas tres capas existen otras capas intermedias, por encima y por debajo del estroma, que cumplen otras funciones muy específicas. La cuestión es que todas tienen su importancia y deben mantener una estructura sana y estable para poder que podamos tener una buena visión. Para ello, sobre todo, es imprescindible que mantengan su transparencia. Y es aquí donde vemos los perjuicios que puede provocar una fotoqueratitis.
¿Qué es la fotoqueratitis?
Para resumirlo rápidamente y hacernos una idea gráfica de lo que es podemos decir que se trata de unas quemaduras que aparecen en la córnea debido a una exposición prolongada a los rayos UV del sol. De la misma manera que la piel se nos quema si la exponemos en exceso al sol sin protección, nuestra córnea también se puede quemar sino tomamos las precauciones adecuadas.
¿Cuales son los efectos de los rayos UV sobre los ojos?
Cuando los rayos UV del sol penetran a través de la córnea pueden provocar una ulceración sobre el estroma. Esto es la aparición de zonas quemadas en que se pierde la transparencia de la córnea y, consecuentemente, nuestra visión se verá afectada.
Dependiendo del tiempo de exposición las quemaduras serán más o menos graves. Y si estas se repiten de manera frecuente pueden tener consecuencias fatales en las que la transparencia corneal quede afectada de manera perpetua.
Otra estructura que puede sufrir un proceso inflamatorio debido a la exposición solar en exceso es la conjuntiva. La conjuntiva es una capa mucho más elástica que la córnea, también transparente, que recubre la esclera, que es la parte blanca del ojo.
¿Qué síntomas provoca la fotoqueratitis?
Picor, ardor, escozor, lagrimeo constante, sensación de arenilla dentro del ojo,… Son solo algunos de los efectos que podemos notar cuando aparece la fotoqueratitis. Se trata de un proceso inflamatorio que afecta al tejido corneal y que altera su estructura de manera evidente.
¿Cómo tratar la fotoqueratitis?
No existe un tratamiento específico para la fotoqueratitis. Al igual que tampoco existe un tratamiento cuando nos quemamos la piel en la playa, más allá de hidratar con crema constantemente la zona afectada para acelerar su recuperación. En el caso de los ojos no nos podemos poner ninguna crema. En este caso debemos recurrir a la aplicación de gotas en forma de lágrima artificial. Solo en el caso de que el oftalmólogo lo recete nos tomaremos antiinflamatorios o antibióticos, bien sea en forma de colirios o bien por vía oral.
Evidentemente, si los daños ocasionados son mucho más graves y van más allá de una simple quemadura, deberán tomarse otro tipo de soluciones más drásticas. En este caso será el oftalmólogo el que, una vez revisado a fondo todas las estructuras afectadas, decida cuál debe ser dicho tratamiento.
¿Cómo prevenir la fotoqueratitis?
La respuesta en este caso es evidente: protegiendo nuestros ojos de manera adecuada. Unas buenas gafas de sol, no solo en verano sino en cualquier época del año serán nuestras mejores aliadas frente a los efectos nocivos de los rayos UV. Recuerda siempre acudir a un centro óptico de calidad y no adquirir gafas cuyos cristales no dispongan de los filtros adecuados ya que en este caso los efectos nocivos de los rayos solares se pueden multiplicar.
¿Qué hacer en caso de notar cualquier síntoma?
Siempre se debe acudir a un oftalmólogo para que haga un diagnóstico preciso de la patología y nos pueda dar el tratamiento más adecuado. En Clínica Castanera contamos con los mejores especialistas y la tecnología más avanzada para proporcionarte el mejor de los diagnósticos.