La mayoría de nosotros en cuanto vemos un bebé recién nacido no podemos resistir la tentación de ir a hacerle carantoñas, ponerle caras o gesticular de forma exagerada delante de ellos. Pero la realidad es que por mucho que nos esforcemos la visión de los recién nacidos es tan reducida que difícilmente podrán apreciar nuestros esfuerzos por agradarles.
La visión de 1 a 2 meses
En los primeros meses de vida los bebés se guían principalmente por otros sentidos como el olfato y el oído. Son capaces de reconocer el olor y la voz de sus progenitores. En cambio, la visión es muy reducida. No son capaces de enfocar las imágenes. Lo ven todo en blanco y negro y muy desenfocado. Esto se debe a que al nacer el sistema visual aún está en una etapa de desarrollo. Estructuras como la retina son todavía muy inmaduras, y deben pasar unos meses para que se acaben de formar y empiece a mejorar la visión.
A partir de los 2 meses el bebé empieza a desarrollar la retina central, lo que le permite fijar mejor la vista. Comienza a fijarse en el interior de los objetos, a diferenciar caras e incluso empieza a seguir los movimientos de los objetos, ya que es capaz de discernir mejor los contornos.
También empieza a ver sus manos e intenta coordinarlas para alcanzar aquello que tiene enfrente. El cuello se va fortaleciendo y puede aguantar mejor la cabeza y, por tanto, también la mirada.
La visión de 3 a 4 meses
En este periodo se produce una mejora notable de la visión. Coordina mucho mejor los ojos y el enfoque. Aumenta también su percepción de profundidad. Ya puede distinguir mejor los objetos lejanos y los cercanos.
La calidad visual aumenta además por el hecho de que empiezan a aparecer los primeros colores. El bebé ha pasado de una visión casi al 100% en blanco y negro a discernir los colores más llamativos. Por eso es importante que los juguetes sean de colores vivos. De este modo se estimulará la retina, que es la encargada de diferenciar los colores.
La visión a partir del cuarto mes
Los ojos comienzan a trabajar juntos y las imágenes ya se funden en la retina en una sola. Como consecuencia, los objetos dejan de verse tan borrosos. Son capaces de mantener la mirada fija con mayor facilidad. La puntería mejora y ya son capaces de golpear los objetos cercanos. La coordinación mano-ojo empieza a funcionar de verdad.
La visión a los 6 meses
Mejora la visión central. Ya es capaz de distinguir una amplia gama de colores e incluso es capaz de adelantarse a la trayectoria de los objetos. Por esta razón empezamos a notar que se excita al vernos entrar a la habitación, porque ya sabe que iremos hacia él. Y si no lo hacemos, llorará.
La combinación entre la adquisición de más fuerza muscular y un aumento en la seguridad, debido a la mejora de la visión, hace que ya se atrevan a desplazarse por sí solos. Es en esta edad cuando empiezan a gatear.
La visión a partir del año
Al cumplir el primer año la visión del niño ya ha madurado casi por completo. Si bien es cierto que hasta los 5 años aproximadamente la visión seguirá evolucionando y mejorando.
Ya se siente lo suficientemente seguro como para ponerse en pie e intentar dar sus primeros pasos.
La siguiente imagen es muy reveladora. Gracias a ella podemos hacernos una idea de como va evolucionando la visión de un niño desde los primeros meses de vida hasta que cumple su primer año. Se aprecia como la visión evoluciona desde formas abstractas en blanco y negro a una definición clara de los contornos y sobre todo los colores.
Primeras revisiones de la vista
A partir de los 18 meses aproximadamente, los niños ya pueden realizarse las primeras revisiones oftalmológicas. Siempre y cuando no detectemos cualquier defecto visual anteriormente, como por ejemplo un lagrimeo constante, incapacidad de fijar la mirada a partir de los 4 meses, movimiento oscilante del ojo de manera incontrolada, …
En estas primeras revisiones ya podremos detectar afecciones como el estrabismo, ojo vago o defectos refractivos que pueden degenerar en problemas más graves de no ser detectados y tratados a tiempo.