De sobra es conocido el auténtico boom que ha vivido la práctica del running en los últimos años. Realmente se ha producido un fenómeno de superación personal en el que tanto los que ya lo practicábamos con más o menos asiduidad, como los recién iniciados, hemos sentido la necesidad de acumular más y más kilómetros y superar nuestras marcas. La situación ha llegado a tal punto en el que hacer una 10K o una media maratón es casi un entrenamiento para algunos. Ahora quien más quien menos ya hace maratones, ironmans u otras pruebas de alta resistencia que requieren de un gran esfuerzo y preparación.
Un factor diferencial que probablemente ha provocado esta fiebre por salir a patear las calles, las sendas y las montañas sería la crisis económica. Al fin y al cabo, el running es de los deportes más baratos. No requiere pagar la cuota de ningún gimnasio, ni requiere de elementos extra, aparte de unas zapatillas decentes y ganas de salir a sudar un poco
Paralelamente, al aumento en el número de runners, y auspiciado por la salida paulatina de la crisis y la mejora de la economía, también se produjo un incremento en la adquisición de diferentes dispositivos de control, gadgets, ropa técnica y accesorios en general para la práctica de este deporte
Las gafas de sol como elemento de protección
Uno de los elementos accesorios de protección más importantes son las gafas. En principio, se pueden utilizar tanto graduadas como sin graduar, de sol o transparentes y pueden tener diferentes formas y tamaños. Aunque lo ideal para asegurar al máximo la protección ocular es que sean gafas de sol, graduadas —si es necesario— y lo más cerradas posible para evitar la entrada de cuerpos extraños.
Su uso es más que aconsejable principalmente por dos motivos: por un lado, nos protegen de la radiación UV de los rayos solares que pueden provocar quemaduras y lesiones en la córnea, y, por otro lado, nos protegen de la posible entrada de objetos extraños que nos podrían provocar pequeñas erosiones o heridas sobre la superficie corneal.
En cuanto al tipo de filtro más recomendable, dependerá de la sensibilidad a la luz solar de cada persona. Hay quien necesita usar filtros muy oscuros que impidan la máxima entrada de luz y hay gente con menos sensibilidad que puede utilizar gafas con filtros muy tenues.
Presencia de defectos refractivos
El principal problema con el que se pueden encontrar los corredores para usar gafas de sol es que sufran algún tipo de defecto refractivo —miopía, hipermetropía o astigmatismo— que les impida ver correctamente y correr con seguridad. En estos casos los runners tienen tres opciones:
- El uso de gafas graduadas.
- El uso de lentes de contacto más las gafas de sol encima.
- La corrección quirúrgica del defecto refractivo.
La principal ventaja de esta última opción es que es una solución definitiva, que nos permitirá olvidarnos para siempre de tener que volver a graduarnos unas gafas o pedir unas nuevas lentillas.
Existen dos técnicas quirúrgicas para corregir los defectos refractivos: la cirugía mediante láser de Excimer o LASIK, o las lentes de colágeno tipo ICL. La elección de una técnica u otra dependerá principalmente de las características anatómicas de nuestros ojos. La principal deferencia entre ellas es la reversibilidad de la cirugía. ¿Qué quiere decir esto? Que la técnica mediante lentes de colágeno tipo ICL es totalmente reversible, ya que consiste en implantar una lente dentro del ojo que en cualquier momento puede ser retirada y sustituida por otra. En cambio, la técnica láser lo que hace es modificar mediante unas micro quemaduras muy controladas y precisas la forma de la córnea. Ese tejido remodelado ya no será posible recuperarlo ni sustituirlo. En cualquier caso, se trata de técnicas quirúrgicas ampliamente probadas y seguras y que cuentan con todas la garantías.
Al final de lo que se trata es de que cada uno elija, según su criterio, la opción que mejor se adapte a sus necesidades para poder seguir practicando su deporte favorito y mantener un ritmo de vida sano y saludable.